miércoles, 19 de diciembre de 2012

SOMOS SERES CON INSTINTOS

INSTINTO: conducta compleja rígidamente diseñada para toda una especie y que no se aprende.

Cuando la Teoría de la Evolución de Darwin estaba en auge, se puso de moda clasificar todas las clases de conductas como instintos. Esta corriente cayó pronto en desuso, pero no podemos negar que el ser humano se guía por tendencias innatas, los genes predisponen muchas respuestas que no somos capaces de cambiar.

La Teoría de Reducción de Impulsos nos dice que las necesidades fisiológicas (y yo añadiría las psicológicas) crean un estado de tensión, un impulso, que lleva al organismo a satisfacer esa necesidad. Cuanto más complejo sea el sistema nervioso del organismo, más compleja será la respuesta. De esta manera, ante la necesidad de refugio, un pájaro se construye un nido y una persona se construye (o se compra, o se compraba) una casa. 


Además del instinto para buscar refugio, podemos pensar en el hambre, el sexo, el sueño, ¿y el dinero? El afán de logro es otro de los instintos más importantes, no existe duda de ello hoy en día, la crisis nos ha demostrado que sin dinero no somos nada y que hemos llegado a esta situación, entre otras cosas, por la codicia de unos pocos. Nuestro aprendizaje influye en nuestra motivación haciendo que nos sintamos atraídos por incentivos como el dinero, que nos activa y nos impulsa a responder tanto como un instinto.

Personalmente, creo que la avaricia de algunas personas va más allá de esta explicación. Cuando tenemos hambre, sed o sueño, nos dejamos llevar por el instinto, pero las acciones cometidas por el afán por el dinero: explotación, estafas, fraudes, robos, mentiras, ... solo pueden ser explicadas si investigamos una dimensión más profunda y oscura del ser humano.

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